Artículo de opinión de Eliana Márquez
Hace unos días fallecía Eleazar Benjamín Blandón, nicaragüense de nacimiento aunque se encontraba de forma ilegal en nuestro país.
Fallecía abandonado a las puertas de un centro hospitalario en Lorca tras una jornada maratoniana de trabajo, mañana y tarde a 44 grados. Su cuerpo fue incapaz de soportar el estrés térmico, pero no fue solo eso lo que lo llevó a la muerte; fue abandonado por su jefe de trabajo a las puertas de un centro hospitalario.
Mucho se ha hablado y comentado de esta atroz noticia y ahora esta siendo investigada su situación laboral irregular, así como las causas que llevaron a su muerte.
De lo que no se habla, no se juzga y no se pone de manifiesto, es la situación de racismo en la que continuamente viven miles de personas en nuestro país.
“Vienen a quitarnos el trabajo”
¿Les suena?
Sí, verdad.
Esa maldita frase no hace mas que enfrentarnos, creando así las condiciones para que la explotación laboral campe a sus anchas por nuestro país.
“Vienen a quitarnos el trabajo”
Nos diferencia en dos clases de trabajadores, los españoles y los extranjeros. Es más, contiene un significado tan racista que nos despersonaliza, los señala, los explota de tal manera que los lleva a trabajar a 44 grados, 10 horas por 30 euros al día. Lo que los convierte en una masa laboral perseguida, hostigada, incapaz de negociar mejoras laborales y en condiciones de irregularidad, lo que genera que su situación de vulnerabilidad social termine en la puerta de un centro hospitalario abandonado, como un objeto inservible producto del clasicismo y el racismo actual.